Escribano, pionero y campeón (Texto del Lcdo. Norman Pietri)
Luis Escribano fue siempre el abogado de los trabajadores. Poco después de graduarse, en 1969, comenzó a trabajar como abogado de la Unión Gastronómica, Local 610. Una unión internacional (AFL-CIO) que fue durante muchos años una fuerza decisiva en nuestra industria hotelera.
En 1975 fundó y dirigió el Bufete Sindical, que ofrecía servicios legales a uniones pequeñas, de poca capacidad económica. Así pudieron contrarrestar las maniobras y conocimientos de los abogados patronales.
Posteriormente siguió representando a muchas uniones. De hecho, compartimos la representación de la Unión Gastronómica en muchas ocasiones.
Pero quiero resaltar aquí su representación de empleados municipales y estatales que no tenían formalmente el derecho a la sindicación y la negociación colectiva.
En virtud de las leyes 134 y 139 de los años sesenta, ambos sectores podían negociar, de facto, lo que llamaban cartas contractuales. Otra forma de llamar los convenios colectivos garantizados en la Ley de Relaciones del Trabajo, aplicable sólo a los empleados de las corporaciones públicas.
En defensa de estos grupos, particularmente de las llamadas organizaciones bona-fide de empleados, Luis Escribano tuvo presencia significativa. Se trataba de asociaciones carentes de recursos, pero que podían darse el lujo de tener un excelente abogado que los defendiera.
Escribano trató de igualar en derechos a esos grupos de empleados que la Constitución y las leyes les otorgaban menos derechos que a los de las corporaciones públicas y los de las empresas privadas. Y mediante originales ideas, también defendió sus derechos a la huelga y a una mayor justicia salarial.
Llevó recursos al Tribunal Supremo, que ampliaron los derechos de esos grupos de trabajadores. Finalmente, se logró la Ley 45 de sindicación de los empleados del gobierno central, que surgió con restricciones, y que en años recientes han recortado más. Sin embargo, la sindicación de los empleados ya fue reconocida por el Municipio de San Juan.
Escribano fue un pionero. Dio las primeras grandes batallas en defensa de los trabajadores hoteleros. Luego siguió su ruta, reclamando derechos en campos hasta entonces vedados. Se convirtió en campeón. Eso fue Escribano… pionero y campeón. La abogacía fue para él un apostolado… gracias, inolvidable Luis… seguiremos avanzando.
Texto del Lcdo. José E. Carreras (Unión de Tronquistas de PR-Teamsters Local 901)
Conocí al Lcdo. Luis M. Escribano para cuando laboraba en la Unión Gastronómica. Al salir de allí, pasó junto a este servidor y el Lcdo. Paul Schacter a organizarse en lo que fue conocido como el Bufete Sindical. Esta entidad, al servicio del trabajador y sus organizaciones sindicales, sirvió de fragua de formación de numerosos abogados que se desempeñaron en el servicio de los trabajadores. Entre algunos de ellos, podemos mencionar al Lcdo. Reinaldo Pérez, Lcdo. Juan Ramón Acevedo y al Lcdo. Francisco Guzmán. El mayor legado y la mayor aportación de Escribano es la esfera legal-laboral podíamos decir que fue ésta. Hasta esa fecha los abogados defensores se desempeñaban como abogados sindicales y abogados patronales, es decir representaban ambos lados de la moneda. Escribano estableció como principio el compromiso de clase como la mejor forma de desempeñar la representación legal de los trabajadores. Dicha norma, establecida a partir de aquella fecha, sirvió como guía al establecimiento de diferentes oficinas legales con el único objetivo que sería la representación exclusiva de los trabajadores y sus uniones. Escribano estableció como principio el compromiso de clase como factor fundamental en la representación adecuada de los trabajadores y sus uniones. La dualidad es la representación de ambas partes en el ámbito obrero-patronal terminó y pasó a la historia.